miércoles, 4 de noviembre de 2009

ESCLAVOS DE NUESTROS LIBERADORES


¿Qué pasa? ¿Por qué nos están teniendo tanto miedo a los cristianos?
Ya no se trata del relativismo, el agnosticismo, el ateísmo o la proliferación de sectas. Cada uno puede desarrollar sus creencias (o descreencias) y no vamos a ser nosotros los que se le impidamos. Ahora hay una nueva (y antigua) agresión.
La “democrática” Francia, había comenzado con la prohibición de exhibir símbolos religiosos de cualquier tipo. La igualdad de derechos comienza así por la prohibición de ejercerlos. Eso si: La prohibición es para todos, que para eso es la “igualité” ¡qué diablos! (diablé).
Ahora Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de Estrasburgo, consideró que la presencia de los crucifijos en las aulas es "una violación de la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones". El fallo fue emitido por la demanda de una ciudadana italiana de origen finlandés, Soile Lautsi, que en año 2002 había pedido a la escuela estatal en la que estudiaban sus dos hijos, que quitara los crucifijos de las aulas. La dirección de la escuela se negó por considerar que el crucifijo forma parte del patrimonio cultural italiano, y posteriormente los tribunales italianos dieron razón a este argumento.
La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha recibido la sentencia con "amargura" y sobre todo con "perplejidad", aunque el director de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, no ha querido comentar la noticia, al menos hasta que sean publicadas las motivaciones de la sentencia. "Creo que es necesario reflexionar antes de comentar", explicó. Distinta fue la reacción monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la comisión para el Ecumenismo y el Diálogo de la CEI, quien calificó la sentencia de "irresponsable" y "miope".
Por su parte el Gobierno Italiano adelantó que apelará la sentencia. "Nadie, ni siquiera alguna corte europea ideologizada logrará borrar nuestra identidad", advirtió la ministra de Educación, Mariastella Gelmini.
El argumento de los italianos no se basa en la religión sino en la tradición.
Estas son algunas de las expresiones que se vertieron:
Roberto Calderoli (ministro para la Simplificación, de la Liga Norte): "La corte europea ha pisado nuestros derechos, nuestra cultura y nuestros valores". "Los crucifijos se quedarán en las paredes de nuestras escuelas".
Pier Luigi Bersani (líder del Partido Democrático, oposición de centroizquierda): "una antigua tradición como la del crucifijo no puede ser considerada ofensiva por nadie" … "en cuestiones tan delicadas como esta, algunas veces, el sentido común acaba siendo víctima del derecho"
Luca Zaia (ministro de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales): “la decisión de los jueces europeos es fingidamente democrática y ofende a muchas personas, ya sean cristianas o no. Quien ofende los sentimientos de los pueblos europeos nacidos del cristianismo es sin lugar a dudas la Corte de Estrasburgo. Sin identidad, no existen los pueblos y sin cristianismo no existiría Europa".

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Me parece que cada vez es más evidente que los cristianos estamos llamados a dar testimonio, aunque signifique el martirio.
Pero apurémonos. Antes que nos obliguen por ley a hacernos creyentes de la incredulidad.

Fuentes:
Zenit
La Nación
Aranzadi Civitas