viernes, 21 de junio de 2013

DEMONIOLOGÍA

A veces a uno le tienta saber algo más sobre los demonios y por qué, si eran ángeles, cayeron. Por qué Dios permitió que cayeran. Una pregunta que nos hacemos también con respecto a por qué Dios permite el mal, por qué nos permite pecar.
Con un poco de culpa recorremos algunos escritos que parecen adentrarnos en el mal, más que en el conocimiento.
Hace poco encontré el libro que buscaba leer sin culpa: SUMMA DAEMONIACA, del P.José Antonio Fortea un teólogo español, que nos presenta un tratado de demoniología exento de efectismo y que desnuda muchas fantasías tejidas en torno al tema.
Voy a transcribir un pequeño párrafo para muestra que induzca a la lectura de este ameno libro:

La existencia aparte de Dios aparecía como una existencia más libre. Las normas de Dios, la obediencia a Él y a su voluntad, aparecían progresivamente como algo opresor, pesado. Dios comenzaba a ser visto como un tirano frente al que había que liberarse. En esta nueva fase de alejamiento, ya no era simplemente que buscaran un destino fuera de Dios, sino que Dios mismo les parecía que era un obstáculo para alcanzar esa libertad. Pensaban que la belleza y felicidad del mundo angélico hubiera sido mucho más feliz y libre sin un opresor. ¿Por qué había un Espíritu que se alzaba por encima de los demás espíritus? ¿Por qué su voluntad se debía imponer sobre la de los demás espíritus? ¿Por qué una Voluntad debe imponerse sobre otras voluntades? No somos niños, no somos esclavos, debieron pensar. Dios ya no era un elemento que habían dejado atrás, sino que comenzaba a convertirse para ellos en el mal. Y así comenzaron a odiarle. Las llamadas de Dios hacia estos ángeles para que volvieran hacia El eran vistas como una intrusión inaceptable. En esta fase, el odio en unos creció más, en otros espíritus menos.
Puede sorprender que un ángel llegue a odiar a Dios, pero hay que entender que Dios ya no era visto por ellos como un bien, sino como un obstáculo, como una opresión, Él era visto como las cadenas de los mandamientos, como la falta de libertad. Ya no era visto como un Padre, sino como fuente de órdenes y mandatos. El odio nació con la energía de sus voluntades resistiendo una y otra vez a las llamadas de Dios que como un padre les buscaba. El odio nació como reacción lógica de una voluntad que tiene que afianzarse en su decisión de abandonar la casa paterna, por decirlo en términos que resulten inteligibles para nosotros. Es decir, alguien que se marcha de casa al principio simplemente quiere marcharse, pero si el padre le llama una y otra vez, el hijo acaba diciendo déjame en paz. Dios les llamaba entonces, pues sabía que cuanto más tiempo sus voluntades estuvieran alejadas de Él, más se afianzarían en su alejamiento.
Por supuesto que muchos ángeles que se habían alejado en un primer momento volvieron. Esta es la gran lucha en los cielos de la que se habla en Apocalipsis 12:


Creo que este fragmento explica muchos alejamientos. 
No sólo de Dios