lunes, 13 de octubre de 2008

¿EN QUÉ CREEN OTROS CREYENTES?

Muchas veces repito una frase que no siempre se entiende: “Quien cree en un solo dios, cree en el único Dios

Si bien puede parecer algo temeraria e indeferentista, está basada en dos documentos del Concilio Ecuménico Vaticano II: el decreto “Unitatis Redintegratio”(UR), referido al ecumenismo, y la declaración “Nostra Aetate” (NA) que trata de las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas.

Con respecto al Unitatis Redintegratio, queda claro que las Iglesias Cristianas creen en el mismo Dios y creo que ninguno de nosotros duda de eso. Y la coincidencia va más allá:

se presentan a los hombres como la herencia de Jesucristo” (UR, 1) e invocan al Dios Trino y confiesan a Jesucristo como Señor y salvador (ibid)

En Nostra Aetate se proclama que

Todos los pueblos forman una comunidad, tienen un mismo origen, puesto que Dios hizo habitar a todo el género humano sobre la faz de la tierra, y tienen también un fin último, que es Dios, cuya providencia, manifestación de bondad y designios de salvación se extienden a todos, hasta que se unan los elegidos en la ciudad santa, que será iluminada por el resplandor de Dios y en la que los pueblos caminarán bajo su luz. (NA, 1)

Y recuerda que

La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.” (NA, 2)

De las diferencias, algunas no muy sutiles, quizás nos ocuparemos en otra entrada. Ahora quiero resaltar la unidad en Dios, salvando las diferencias en la devoción.

No debemos olvidar aquello del buen samaritano cada vez que nos encontramos con hermanos de otras religiones, pero también tener en cuenta que la Iglesia Católica

Anuncia y tiene la obligación de anunciar constantemente a Cristo, que es "el Camino, la Verdad y la Vida" (Jn., 14,6), en quien los hombres encuentran la plenitud de la vida religiosa y en quien Dios reconcilió consigo todas las cosas. (NA, 2)

... Y gozar de la Eucaristía, la mayor de las diferencias, pero que debe limar todas las demás.

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