sábado, 26 de julio de 2008

SECTAS

Muchos católicos practicantes, se encuentran en verdaderos aprietos cuando algún hermano separado o algún integrante de las numerosas sectas existentes, nos recriminan la “adoración de imágenes que hacen los católicos” o el bautismo a los niños, o el culto a los santos.
La falta de formación de que adolecemos suele dejar sin respuesta al sorprendido católico, apabullado por los “conocimientos” que exhiben sus visitantes.
Este blog ha explicado o explicará algunas de esas dudas, pero como regla general conviene advertir algunas cosas.
1.- Que no sepamos algo, no significa que la razón la tengan los otros. Sólo deja en claro nuestra ignorancia.
2.- Si no nos sentimos capaces de entablar un debate fecundo, no lo encaremos apelando a nuestra imaginación o a “lo que me parece”. Si por amabilidad debemos atender a nuestro “contrincante”, confesémosle nuestra ignorancia pero pongamos en claro nuestra fe. Eso los desarma, porque están preparados para discutir con “razones” y no con espiritualidad.
3.- Tengamos en cuenta que los “conocimientos” de que alardean, no siempre son reales. Claro está que hay quienes se basan en un estudio serio que han hecho de las Escrituras, pero en la mayoría de los casos se trata de lo que yo llamo ignorantes adoctrinados: gente que fue instruida convenientemente en algunos puntos destinados a la controversia y a demostrar que lo que nosotros creemos es falso. Si preguntamos cosas citando inocentemente partes del Evangelio que contradicen su prédica, nos apabullarán buscando otras citas que tienen preparadas, pero jamás nos responderán sobre significado, contexto histórico, etc. de lo que preguntamos.
4.- Ellos no vienen a debatir sino a convencernos y están ardorosamente preparados para eso. No intentemos convencerlos. Pero su prédica puede servirnos. Tomemos nota de nuestras dudas y luego preguntemos o investiguemos sobre lo que dice la Iglesia sobre el tema. Es una forma de aprender lo bueno cuando nos vienen a predicar lo malo. Si, como acostumbran, sus visitas se hacen habituales, vamos a ir adquiriendo una cantidad de conocimientos que cada vez se opondrán más a lo que nos traen. Hasta que llegará el momento en que repentinamente dejarán de venir.
5.- La fe no se adquiere por la razón, pero no es contraria a ella. Por eso, todos los conocimientos adquiridos reforzarán la fe y nos darán más herramientas para evangelizar y catequizar. Nunca busquemos conocimientos para ganarle a los que profesan otra fe, sino para reforzar la nuestra.
6.- Si dialogamos con otras religiones o sectas, busquemos siempre lo que nos une y no lo que nos separa. Pongamos esa premisa como condición previa al diálogo. Si el otro no lo acepta, cortemos toda relación.
7.- No olvidemos que la oración es la mejor herramienta que tenemos para afirmar nuestra fe. No dejemos de rezar para que el Espíritu Santo nos ilumine y que Nuestra Madre nos proteja de todo lo que quiere alejarnos de la Santa Iglesia Católica.

Y como un otrosí, debo decir que, así como procuro defenderme de los ataques de otras religiones, también desconfío de aquellos católicos –cualquiera sea su jerarquía– que en lugar de argumentar con razones o espíritu de verdad, sólo se ocupan de descalificar al otro o censurar argumentos porque consideran que los demás no están preparados para recibirlos. ¡Que nos proteja Dios de tales defensores de nuestra Iglesia!

No hay comentarios: