
No permitas que me haga charlatán y, sobre todo, que no adquiera el hábito de creer que tengo que decir algo sobre cualquier tema, en cada ocasión.
Líbrame de las ansias de querer arreglar la vida de los demás.
Que sea pensativo pero no taciturno; solícito pero no mandón.
Con el vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla toda, pero tu sabes,

Mantén mi mente libre de la recitación de infinitos detalles del pasado. Dame alas para ir derecho al grano.
Sella mis labios para que no hable de mis achaques y dolores…
De la revista “Vida Cristiana”
No hay comentarios:
Publicar un comentario