lunes, 1 de marzo de 2010

¡ESOS…

… que, defendiendo los derechos humanos, luchan con todas sus fuerzas para que se permita matar al más débil e indefenso de los seres humanos.

Esos que afirman sin rubor que la madre es dueña de su cuerpo y por ello puede desprenderse de todo lo que le molesta y consideran que un ser concebido en su seno no es humano.

Esos que creen en la ciencia pero dicen que antes de determinado tiempo después de la concepción no hay vida humana, callando que la ciencia encuentra recuerdos intrauterinos cada vez más tempranos.

Esos que, fanáticos del libre albedrío, no quieren que cada uno profese la su fe utilizando sus símbolos. Igualan para abajo: nada para nadie. (¿Y el “prohibido prohibir” del mayo francés?)

Esos que, en aras de la libertad, instalan el pensamiento único y cierran la boca de la Iglesia por considerar que sus ideas son reaccionarias. Todos pueden opinar menos los que no piensan como ellos.

Esos de derecha o de izquierda para los que la libertad es no tener fe.

…esos!
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viernes, 12 de febrero de 2010

EL CAPO DE LOS ESTUDIANTES


Leer la vida de los santos, no sólo es una devoción recomendada, sino que también puede ser un ameno entretenimiento. Veamos como ejemplo a José de Cupertino o Copertino
Dicen que en 1603 José nació en un pequeño galpón pegado a la que tendría que ser su casa, porque ésta le había sido embargada a su padre por deudas.
No podían haber sido menos auspiciosos los comienzos de este niño que llegó a santo. Al parecer su inteligencia no brillaba mucho y era considerado un tonto por todos, hasta por su madre.
Muy joven se le despertó la vocación religiosa y a los 17 años ingresó en un convento franciscano, pero fue expulsado por su falta de inteligencia que, al parecer causaba demasiados problemas a los frailes.
Su madre, más para librarse de ese inútil que para complacer la vocación de su hijo, rogó a un franciscano pariente suyo, que lo admitieran en el convento. Así es como pasó a ser algo así como “el chico de los mandados”. Sorprendentemente, hubo un cambio total. Todas las tareas las desempeñaba bien, agregando a su habilidad una humildad y una amabilidad envidiables. Lo admitieron entonces como religioso y lo pusieron a estudiar para su ordenación sacerdotal.
Si bien José había experimentado un cambio en cuanto a su habilidad, no había pasado lo mismo con su inteligencia y, de todo lo leído, sólo recordaba la explicación de un texto evangélico: “Bendito sea el fruto de tu vientre”. Y eso justamente fue lo que le tocó explicar el día del examen, después de haber hecho girar el bolillero.
Pero más sorprendente fue su suerte cuando el obispo vino a tomar el examen definitivo. Fue haciendo pasar uno a uno a los alumnos y fueron tan extraordinarias las respuestas a sus preguntas que dieron los 10 primeros, que dio por sentado que todos estaban excelentemente preparados, aprobando a todos, entre los que se encontraba José, que aún no había sido interrogado.
Después vino una vida de oración, penitencia, milagros, profecías, y hechos portentosos como levitación y bilocación, que vale la pena leer, no tanto para lograr aprobar una materia sin estudiar, sino para corroborar que Dios elige a los más humildes para realizar las mayores proezas.
Murió a los 60 años. Fue beatificado en 1753 por Benedicto XIV, y canonizado en el 1767 por Clemente XIII.
Lo que le pasó a José de Cupertino, es el sueño de todo estudiante, por lo que fue designado como su santo patrono.
Podés leer toda su historia Haciendo click aquí o aquí

viernes, 29 de enero de 2010

LA PIEDAD POPULAR

Hay tres puntos claves en mi relación con la Iglesia: El Concilio Vaticano II, el documento de Puebla y el documento de Aparecida. A través de ellos se puede palpar
que es el Espíritu Santo quien guía a nuestros pastores, más allá de si se cumple o no se cumple todo lo que en esos documentos se dice.
Lo que dice en Aparecida sobre la piedad popular, habla sobre lo que vive en el alma de los simples y que sale a la luz en cada uno de los sacramentales o devociones que ofrecen a Dios.
Me han impresionado especialmente dos de los parágrafos que se refieren a las peregrinaciones (259-260), y he dudado entre transcribirlo en este blog o en el que tengo dedicado a la poesía.
Juzgue el lector. Pero, sobre todo, vívalo.
“Entre las expresiones de esta espiritualidad se cuentan: las fiestas patronales, las novenas, los rosarios y via crucis, las procesiones, las danzas y los cánticos del folclore religioso, el cariño a los santos y a los ángeles, las promesas, las oraciones en familia. Destacamos las peregrinaciones, donde se puede reconocer al Pueblo de Dios en camino. Allí el creyente celebra el gozo de sentirse inmerso en medio de tantos hermanos, caminando juntos hacia Dios que los espera.
Cristo mismo se hace peregrino, y camina resucitado entre los pobres. La decisión de partir hacia el santuario ya es una confesión de fe, el caminar es un verdadero canto de esperanza, y la llegada es un encuentro de amor. La mirada del peregrino se deposita sobre una imagen que simboliza la ternura y la cercanía de Dios. El amor se detiene, contempla el misterio, lo disfruta en silencio.También se conmueve, derramando toda la carga de su dolor y de sus sueños. La súplica sincera, que fluye confiadamente, es la mejor expresión de un corazón que ha renunciado a la autosuficiencia, reconociendo que solo nada puede. Un breve instante condensa una viva experiencia espiritual.
Allí, el peregrino vive la experiencia de un misterio que lo supera, no sólo de la trascendencia de Dios, sino también de la Iglesia, que trasciende su familia y su barrio. En los santuarios muchos peregrinos toman decisiones que marcan sus vidas. Esas paredes contienen muchas historias de conversión, de perdón y de dones recibidos que millones podrían contar.”
Si es cierto que “para muestra basta un botón”, creo que este fragmento es suficiente como para entusiasmarnos a leer todo el documento.

viernes, 15 de enero de 2010

COMER A CRISTO


Cuando nuestros hermanos evangélicos dicen cosas que podemos calificar de verdades, puede pasar que nos preguntemos dónde está nuestra diferencia con ellos. Muchas veces trato de explicar que no es que ellos estén equivocados en lo que dicen (al fin y al cabo se basan en la Palabra) sino que están incompletos.
En primer lugar porque creen en la subjetividad del Evangelio que “dice lo que a mi me dice”. Es decir, le falta el Magisterio y la Tradición, los otros dos pilares en que nos basamos los católicos.Quizás esto hasta podría pasar desapercibido si no fuera que les falta lo principal: la Eucaristía, la comunión con el Cuerpo mismo de Cristo, el comer su Carne.
Por ese motivo la recordación de la Última Cena que hacen, es sólo una borrosa foto de algo que pasó hace dos mil años.Para nosotros eso ocurre hoy, y el pan pasa a ser verdadero Cuerpo de Cristo y el vino verdadera Sangre de Cristo.
Es tan fácil explicar esto, que no entiendo porqué nuestros hermanos no lo ven aunque está dicho con todas las letras en el Evangelio:
"Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo."
Discutían entre sí los judíos y decían: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo: "En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí." Juan 6, 51-57

viernes, 18 de diciembre de 2009

FE Y RAZÓN



Mucho se ha escrito sobre las afinidades y las contraposiciones de estas dos disciplinas.
San Agustín con lo platónico y santo Tomás de Aquino con lo Aristotélico, fueron quizás los que más hicieron para acercar la filosofía y la teología.
En el comienzo de su encíclica “Fides et Ratio”, Juan Pablo II eleva a poesía, esta supuesta controversia:
La fe y la razón (Fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad.

Pocas y hermosas palabras para un gran pensamiento.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

ESCLAVOS DE NUESTROS LIBERADORES


¿Qué pasa? ¿Por qué nos están teniendo tanto miedo a los cristianos?
Ya no se trata del relativismo, el agnosticismo, el ateísmo o la proliferación de sectas. Cada uno puede desarrollar sus creencias (o descreencias) y no vamos a ser nosotros los que se le impidamos. Ahora hay una nueva (y antigua) agresión.
La “democrática” Francia, había comenzado con la prohibición de exhibir símbolos religiosos de cualquier tipo. La igualdad de derechos comienza así por la prohibición de ejercerlos. Eso si: La prohibición es para todos, que para eso es la “igualité” ¡qué diablos! (diablé).
Ahora Tribunal Europeo de Derechos Humanos, de Estrasburgo, consideró que la presencia de los crucifijos en las aulas es "una violación de la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones". El fallo fue emitido por la demanda de una ciudadana italiana de origen finlandés, Soile Lautsi, que en año 2002 había pedido a la escuela estatal en la que estudiaban sus dos hijos, que quitara los crucifijos de las aulas. La dirección de la escuela se negó por considerar que el crucifijo forma parte del patrimonio cultural italiano, y posteriormente los tribunales italianos dieron razón a este argumento.
La Conferencia Episcopal Italiana (CEI) ha recibido la sentencia con "amargura" y sobre todo con "perplejidad", aunque el director de la sala de prensa del Vaticano, Federico Lombardi, no ha querido comentar la noticia, al menos hasta que sean publicadas las motivaciones de la sentencia. "Creo que es necesario reflexionar antes de comentar", explicó. Distinta fue la reacción monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la comisión para el Ecumenismo y el Diálogo de la CEI, quien calificó la sentencia de "irresponsable" y "miope".
Por su parte el Gobierno Italiano adelantó que apelará la sentencia. "Nadie, ni siquiera alguna corte europea ideologizada logrará borrar nuestra identidad", advirtió la ministra de Educación, Mariastella Gelmini.
El argumento de los italianos no se basa en la religión sino en la tradición.
Estas son algunas de las expresiones que se vertieron:
Roberto Calderoli (ministro para la Simplificación, de la Liga Norte): "La corte europea ha pisado nuestros derechos, nuestra cultura y nuestros valores". "Los crucifijos se quedarán en las paredes de nuestras escuelas".
Pier Luigi Bersani (líder del Partido Democrático, oposición de centroizquierda): "una antigua tradición como la del crucifijo no puede ser considerada ofensiva por nadie" … "en cuestiones tan delicadas como esta, algunas veces, el sentido común acaba siendo víctima del derecho"
Luca Zaia (ministro de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales): “la decisión de los jueces europeos es fingidamente democrática y ofende a muchas personas, ya sean cristianas o no. Quien ofende los sentimientos de los pueblos europeos nacidos del cristianismo es sin lugar a dudas la Corte de Estrasburgo. Sin identidad, no existen los pueblos y sin cristianismo no existiría Europa".

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos

Me parece que cada vez es más evidente que los cristianos estamos llamados a dar testimonio, aunque signifique el martirio.
Pero apurémonos. Antes que nos obliguen por ley a hacernos creyentes de la incredulidad.

Fuentes:
Zenit
La Nación
Aranzadi Civitas

sábado, 10 de octubre de 2009

SOBRE LA OBEDIENCIA


En estos momentos en que el mundo se debate en una crisis de autoridad, parece anacrónica una de las bases en que se asienta nuestra doctrina católica: la obediencia.
Es que estamos acostumbrados a que esta virtud parezca una imposición diabólica que utilizan los gobiernos más despóticos o los padres más crueles.
No estará de más recordar las palabras que el padre Leonardo Castellani dijera sobre la obediencia.
“La obediencia religiosa es ciega, pero no es idiota. Es ciega y es iluminada a la vez, como la fe, que es su raíz y fuente. Sus dos límites son la recta razón y la Ley Moral.”
Como ya dijimos en otra entrada, la obediencia significa confiar en el otro, en creer que, si no estamos de acuerdo, debe ser a consecuencia de que nos faltan elementos para juzgar lo que es más conveniente.
Y no es fácil confiar porque la confianza está más del lado del sentimiento que de la razón, y hoy la razón es la fuerza dominante.
Si en la parroquia no voy a obedecer al párroco porque “es una persona igual que yo” (aseveración que hacen correr hasta los mismos curas), es hora de irme de esa parroquia o quedarme en una santa espera hasta que los hechos que se van produciendo me lleven a confiar.
Si pienso que lo que el obispo ordena no es lo más adecuado para la diócesis ¿Qué hago allí?
Si no creo que el Papa está iluminado por el Espíritu Santo, quizás sea el momento de plantearnos nuestra fe católica.
Pero como dijera Castellari, la obediencia es iluminada y, en base a la luz que nos da, no debemos callar nuestras divergencias y pedir explicaciones cuando las necesitamos. Pero desde adentro y trabajando.
“…deglutiendo el rencor de las afrentas se formaron los santos y las santas.” Almafuerte.